Esta semana, el Instituto Mexicano del Seguro Social publicó los costos unitarios de servicios médicos que presta para cobrarlos a quienes de manera fraudulenta los solicitan y los reciben, cuando en realidad no tienen derecho a que se les cubran las prestaciones de la institución.
Esto porque es muy común que se simulen relaciones de trabajo entre un supuesto patrón y un supuesto trabajador para dar de alta a este, casi siempre con el salario legal más bajo, y convertirlo en derecho habiente del seguro social. Para la institución esta práctica es un procedimiento fraudulento.
Los costos se fijan con el propósito de resarcir al instituto el daño patrimonial causado por la utilización indebida de los servicios médicos. De esta manera al responsable de esta maquinación, el supuesto patrón, mediante un crédito fiscal se le cobran todos los procedimientos médicos involucrados en el fraude.
Por ejemplo la consulta de medicina familiar se le asignó un costo de 535 pesos. Aunque se haya consultado fraudulentamente al médico el IMSS las cobra como si la atención fuera de calidad. Todos sabemos que las consultas son a la carrera, sin un procedimiento de exploración concienzudo y generalmente con un trato prepotente y despótico por parte del médico.
El día paciente de hospitalización tiene un costo unitario de 4 mil 939 pesos, precio promedio de instituciones medicas privadas de regular calidad en esta región del norte de Tamaulipas. Si se les tasara tomando como referencia la calidad de las instalaciones hospitalarias del instituto, en condiciones deplorables y sin mantenimiento sanitario adecuado, seguramente el costo sería mucho menor. Pero de lo que se trata es de castigar al fraudulento.
Bajo estas consideraciones, el IMSS estableció un costo de 29 mil pesos para el día paciente de terapia intensiva. En verdad asombran las elevadas expectativas de los responsables del instituto.
Cualquiera que haya ingresado, por ejemplo, a la sala de urgencia del hospital del seguro social en Reynosa, se preguntará porque el costo de mil 144 pesos fijado a la atención de este tipo. En el sitio hay paciente acostados en camillas colocadas en los pasillos, algunos, con menores riesgos de salud, esperan atención acomodados en sillas.
El lugar es sucio, con visibles muestras del descuido. Es una muestra del menosprecio por la salud de los pacientes ya que incluso se observan restos de chicle en el piso. Un desastre sanitario. Pero como el asunto es el castigo a quienes lo usan indebidamente entonces se le pone precio de oro a lo chafa.
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