jueves, 15 de julio de 2010

EL RIO BRAVO: EL CHILERISMO MEXICANO


La crecida del Río Bravo por la liberación de agua retenida en las presas nacionales e internacionales del noreste del país, puso en evidencia las terribles deficiencias en obras públicas,  que se construyen sin considerar el impacto que tendrán sobre el entorno donde se ejecutan.

Es el caso de la autopista Reynosa-Matamoros cuya construcción invadió la zona de influencia del canal de alivio de excedentes del río. Debido a los grandes volúmenes de agua que transitan por esa corriente, a través de varias obras hidráulicas, las autoridades empezaron a desviar parte del caudal para evitar daños mayores a las comunidades aledañas  al Bravo.

La autopista se convirtió en un obstáculo para los excedentes que se empezaron a enviar hacia el cauce de derivación de excedentes, por lo que se tomó la decisión de remover más de 200 metros lineales de esa vía de comunicación.

No haberlo hecho hubiera representado un enorme riesgo porque las aguas empezaron a remansarse impidiendo que por el canal rodaran los volúmenes de agua del río que debían derivarse por ahi.

La sección estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas para desviar 600 metros cúbicos por segundo de la corriente del Bravo hacia el canal de alivio de ese país, puso como condición que del lado mexicano la obra derivadora de excedentes condujera el mismo volumen.     

La autopista impedía cumplir con esa exigencia, por lo que en atención al sentido de urgencia se determinó remover desde la base  un largo tramo de esa vía de comunicación.

 En medio de esta emergencia, el canal de alivio estadounidense que cruza entre Hidalgo y McAllen, Texas, conduce sin mayores problemas el caudal que se recibió del río. Los bordos lucen limpios y se nota el mantenimiento que recibe.  Da pena ajena verlo e imaginar las acciones desesperadas de las autoridades mexicanas escarbando la autopista Reynosa-Matamoros para liberar el de este lado.

La mal llamada aduana modelo que ahora se encuentra bajo el agua porque se construyó entre el bordo levantado para evitar inundaciones en la parte norte de Reynosa y el caudal del Río Bravo, es otro ejemplo.

La empresa SCAP, al ganar la licitación para habilitar los puertos fronterizos de Reynosa-Hidalgo y Reynosa-Pharr, definió la obra como “magno proyecto” y  planteó que “para la correcta definición del proyecto, fue indispensable entender el funcionamiento haciendo un exhaustivo estudio de cada una de las áreas que comprenden este predio”.     Se nota.

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