jueves, 22 de julio de 2010

¡MOCOS!: ME DEFRAUDASTE, ¡SEÑOR PRESIDENTE!


En los últimos meses, el presidente Calderón ha recibido reclamos directos, personalísimos, cargados de  dureza y severidad por parte de quienes, indignados, le exigieron actuar a la altura de la representación que ostenta.
Ha enfrentado la ira de mujeres, madres de familia que perdieron a sus hijos, que lo enfrentaron para echarle en cara su ira contra él.
En Ciudad Juárez, Luisa María Dávila, cuyos dos hijos murieron junto con un grupo de adolescentes y jóvenes al ser atacados cuando convivían en una fiesta, se paró frente a Calderón y le dijo enfurecida:  “Menos discursos y más acciones. Yo no puedo darle la mano y decirle bienvenido, porque usted no es bienvenido. Quiero que se haga justicia no sólo para mis dos niños, sino para todos los niños, quiero que se retracte de lo que usted dijo, que eran pandilleros... eran estudiantes”.

Luego, inmediatamente en forma implícita le espetó su desconfianza en el sistema de justicia: “Le apuesto que si a usted le hubieran matado a un hijo, usted, debajo de las piedras hubiera buscado a los asesinos”.   Calderón no tuvo más que aguantar el reclamo
Esta semana, durante una reunión privada que tuvo con un grupo de  padres cuyos hijos murieron el año pasado en el incendio de la Guardería ABC en Hermosillo,  Sonora, el primer mandatario recibió una reprimenda peor.
Patricia Duarte Franco, mamá de Andrés Alonso García Duarte –uno de los bebés muertos en el incendio- cuestionó severamente el ejecutivo “…Usted sabe lo que es justicia ¿me puede contestar esa pregunta?  
La mujer calla y espera. El presidente, con las manos bajo su barbilla,  solo atina a hace un gesto con la izquierda como diciéndole  adelante.   Ella le exige: “¡Contésteme!”
Calderón trata de interrumpirla diciéndole “te voy a contestar pero vamos a dejar que hablen otras personas”.  Patricia no le permite la interrupción y le plantea su concepto de justicia: “que cada uno de los responsables estén detrás de las rejas…que se pudran”
En los cinco minutos que dura el video que grabó el esposo de Patricia, el presidente, acompañado de su esposa en la mesa, no sabe cómo reaccionar frente a la iracunda madre.   Pone una mano bajo su barbilla. Luego junta las dos sobre la mesa. Toma agua. Escribe, igual que varios de sus acompañantes a sus lados, visiblemente incómodos y nerviosos.
Duarte Franco le pregunta si podrá hacer justicia y se corrige: “De que puede, puede. ¿Querrá, querrá hacer justicia, señor presidente?   Con su indignación cargada del dolor, Patricia luego le dice que votó por él, no porque haya prometido ser el presidente del empleo, sino por una razón muy subjetiva: “Te di mi voto…porque pensé que eras buena persona, me defraudaste”
Al final Duarte Franco le plantea una exigencia lapidaria: “Tú vas a decidir aquí si quieres ser el presidente que pase a la historia como el presidente que solapó a los delincuentes que mataron a 49 niños o como el  presidente que le dio justicia a 49 niños. Tú decides señor presidente como quieres pasar a la historia de México”
Estos dos ejemplos muestran la forma en que, como nunca, se ha desgastado la figura del presidente hasta llegar al nivel que siempre debiera haber tenido.  Aquel en el que sus mandantes puedan hacerle legítimas recriminaciones.  A la altura en el que sus demandantes puedan decirle: Me defraudaste, ¡Señor Presidente!

1 comentario:

Ciudadano dijo...

Hojalá todos los mexicanos que estamos insatisfechos e indignados con la pesima administración de Felipe Calderon Tuvieramos la oportunidad pero sobre todo la fuerza de hecharle en cara, frente a frente nuestro descontento de haber confiado en el, da verguenza y coraje ver como aparte de no cumplir con lo que prometió aprte no haga Justicia; que tristeza haber desperdiciado nuestros votos con un ser humano de cuarta pero sobre todo incompetente! que impotencia deveras!!