Por la tarde del miércoles 30 de junio, se distribuyó por internet un paquete de fotografías, tomadas seguramente pocos minutos después de ocurridos los hechos, en donde se observa la escena del atentado mortal en contra de Rodolfo Torre Cantú, de sus colaboradores y del personal de custodia que lo acompañaban.
Alrededor de las dos camionetas en las que viajaban, se observan los cuerpos de las víctimas fatales y a dos de los sobrevivientes, uno de ellos aparentemente el secretario particular de Torre Cantú y el otro uno de los escoltas, a quien un paramédico de la Cruz Roja da los primeros auxilios.
En el lugar hay al menos unas 30 personas, la mayor parte de ellas armadas, aparentemente elementos de la Policía Ministerial. También se observa a un hombre que trae una tabla sujeta-papeles que se usan para escribir cuando no se tiene una superficie fija de apoyo.
Por la libertad con la que se tomaron las fotos, desde varios ángulos del sitio de los hechos y unas muy cerca de los cuerpos de los muertos, se puede concluir que quien lo hizo era parte del grupo de apoyo policiaco o del ministerio público que llegó tras conocerse el atentado.
Once de las gráficas son de Torre Cantú y de uno de sus acompañantes que cayó abatido a menos de dos metros de él. Una secuencia de cinco, se inició con un plano abierto de la camioneta en la que viajaba el malogrado candidato al gobierno de Tamaulipas y en la que aparecen cinco elementos policiacos cerca del cuerpo del ex secretario de salud.
Las otras cuatro son de más cerca. En la primera un policía está de espaldas al fotógrafo y aproximadamente a un metro frente a él, con la cara al suelo yace el cadáver del candidato. Las otras tres se tomaron cuando el agente ministerial se retira, camina entre el cuerpo de Torre Cantú y uno de sus colaboradores y se aleja. En las tres el cadáver de aquel ocupa el objetivo de la toma.
La cobertura noticiosa de los hechos fue después que se tomaron esas fotografías, porque todos los videos y gráficas que se difundieron en televisión, internet y medios impresos, se realizaron desde la cinta amarilla que se utiliza para delimitar el área de trabajo pericial en lugares donde ocurre un homicidio.
Es evidente que la distribución de las fotos no tiene más intención que estimular un interés malsano sobre el caso. No hay más explicación que la morbosidad de quien las envió sabiendo que poco tardarían en masificarse por la red.
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