viernes, 18 de junio de 2010

FIDEL, EL PAN Y EL ARBOL DE MORAS





“La moral es un árbol que da moras” es una  muy  famosa frase de Gonzalo N. Santos, uno de los más viles caciques de la época post revolucionaria del país.  El cinismo convertido en gracejada.

Lo que ocurre ahora con la difusión pública de las llamadas que le intervinieron al gobernador de Veracruz, que muestran convertido en coordinador de campaña del candidato priìsta a sucederlo, debe recordarnos al árbol de Gonzalo.

No solo por las conductas exhibidas con la intención de favorecer al tricolor en la elección veracruzana.  También por la utilización política de las mismas por parte de la dirigencia nacional del PAN.

El descarado manoseo de programas y recursos a su cargo con propósitos electorales por parte de  Herrera Beltrán es una práctica generalizada en nuestro país.    Es parte de la viciosa cultura política mexicana.   Es el abuso sistemático para el beneficio de grupos enquistados en el poder.  Es la deshonestidad dominando la función pública.   Es el uso caciquil del dinero público. Ayer y hoy.

Cuando se difunden esas conversaciones, dos de ellas presentadas en conferencia de prensa  del presidente nacional panista, Cesar Nava Vázquez, se deja correr el efecto político hasta el nivel de escándalo y luego se dirige el tema al plano legal con la denuncia presentada contra el gobernador de Veracruz ante la autoridad electoral del estado.

El panismo tratará de sacarle el mayor provecho a esas ilegales acciones, planeadas con  descaro y desparpajo por los involucrados, que nunca imaginaron que los estaban grabando.  Dirigentes y funcionarios albiazules apuntan su dedo flamígero hacia el truhan de la costa.     

 

En Hidalgo, el referirse a la explicación de Herrera Beltrán sobre las grabaciones, de las que dijo si es su voz pero que estaba truqueada, Cesar Nava dijo que el gobernador veracruzano  “Si tuviera dignidad ya habría renunciado”

 

Seguramente hoy es temporada de cosecha de moras.  Parece que al panismo ya se le olvidaron las conversaciones telefónicas que en el 2006 les intervinieron a  gobernadores priistas, de las que se concluye que, ante la inminente derrota de su candidato a la presidencia de México,  negociaron “cucharear” la elección para favorecer al PAN.   

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