Al anunciar que dejaban su partido para irse a la campaña del PRI en Reynosa, un grupo de panistaspara vender la idea de que su salida representa un daño mayor al PAN, se presentò ante los medios de comunicación como operadores políticos con experiencia, y resultados en el manejo de estructuras electorales
Como ocurre generalmente con la publicitación de desprendimientos de este tipo, este grupo, unas ochenta personas, trató de generar dos efectos: Que su renuncia al PAN significa un importante menoscabo para este partido al tiempo que su adhesión vale mucho para el PRI.
A menos de un mes que concluyan las campañas políticas en Tamaulipas, estos panistas, algunos solo simpatizantes, no perciben que serán solo un instrumento propagandístico y que muy difícilmente se les darán tareas de lo que los partidos llaman “operación política”.
Si lo hicieran, el PRI correría el riesgo de complicaciones internas. Incorporar a ese grupo disidente a las actividades relacionadas con la estructura electoral seguramente motivaría recelos e incluso rechazo de parte de los militantes priistas que realizan tareas de esa naturaleza.
Además, existe otra razón fundada para pensar que serán convidados de palo en lo que resta de la campaña priista: la lealtad no es virtud coyuntural. La deslealtad siempre es de circunstancias. Alguna dádiva les daràn para hacerles creer que realmente su presencia vale lo que dijeron.
El valor de su defección se reduce estrictamente a las expresiones públicas que varios de ellos, quienes hablaron a nombre del grupo, hicieron para fundamentar su decisión de abandonar el PAN. Nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario