Para el Partido de la Revolución Democrática, la elección de Ayuntamiento en Reynosa se convirtió en un conflicto interno que ha provocado una de las exhibiciones más penosas de la minúscula altura de mira que tienen sus dirigentes.
Luego de una serie bochornosa de traspiés, el perredismo reynosense está sumido en un caos en el que las rencillas entre grupos locales y del centro del estado, que se disputan las menudencias del partido, quedaron en suspenso por factores externos. Las tribus confrontadas ahora están a merced de voluntades ajenas.
Cuando Félix Catorce Zacate, candidato a la presidencia municipal de esta frontera que el partido había registrado, presentó su renuncia ante el consejo general del Instituto Electoral de Tamaulipas, Jorge Sosa Phol, dirigente estatal perredista, trató de agandallar a la dirigencia municipal y presentó la solicitud de registro de Marcos Heredia Medrano, sedicente defensor de los ex braceros de la frontera de Tamaulipas.
El presidente local del PRD en Reynosa, consiguió que la dirigencia nacional del partido dictaminara que el ex parmista Jesús Miguel Treviño Rábago fuera el sustituto de Catorce Zacate. El problema es que como Sosa Phol está legalmente acreditado ante el IETAM, el consejo general ya había emitido un acuerdo en el que Heredia Medrano es reconocido como el candidato a la presidencia municipal.
Seguramente del centro del país hubo regañina para el presidente del secretariado estatal perredista porque no tardó mucho en presentar un escrito ante el consejo general del instituto electoral, arguyendo que había actuado en contrario de los estatutos del partido al solicitar la designación de Heredia Medrano y pidió su sustitución por Treviño Ràbago.
El asunto es que al contar con personalidad jurídica ante el IETAM para realizar el acto que dijo que había realizado invadiendo las atribuciones de la dirigencia nacional, ese órgano electoral ha mantenido firme el acuerdo con el que se reconoció a Heredia como candidato a presidente municipal de Reynosa.
Como la sustitución de Catorce Zacate cuando venció el plazo legal en que los partidos pueden hacerlo libremente, la tremenda complicación para los perredistas es que según la ley electoral solo podrán cambiar a Heredia Medrano si este renuncia, es inhabilitado o de plano se muere.
Patéticamente, el dirigente estatal ha hecho un llamado público a Heredia exigiéndole que renuncie a la candidatura. El instrumento que utilizó para un ajuste de cuentas con sus rivales internos se volvió en su contra.
Ahora el perredismo tiene un candidato al que nadie quiere pero que no pueden sacarlo contra su voluntad. Así Heredia Medrano los mantiene en su puño. La pequeñez de los perredistas lo puso en esa situación de coyuntural privilegio.
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