miércoles, 28 de abril de 2010

EL SISTEMA DE JUSTICIA ES UNA VERGÜENZA: ¿A POCO?


Como se dijo durante la sesión de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la que se ordenó la inmediata y absoluta libertad de las indígenas queretanas Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio, presas durante cuatro años acusadas de secuestrar a seis agente de la desaparecida AFI, este caso es una vergüenza para el sistema de justicia del país.

Los ministros resolvieron revocar la sentencia que un juez de Distrito de Querétaro dictó en su contra por delitos contra la salud en la modalidad de posesión de cocaína, en el caso de Alberta Alcántara y ambas por los delitos de privación ilegal, en la modalidad de secuestro y  cometido contra servidores públicos.

Este caso, que alcanzó incluso notoriedad internacional, llevó a extremos degradantes, si aún se puede más, la procuración y la administración de justicia.  Las desproporcionadas e insostenibles acusaciones en contra de estas dos mujeres, fueron otra muestra de cómo el sistema legal mexicano puede ser torcido de manera tan insana.

La presión de grupos de derechos humanos, dentro y fuera del país, la petición del Senado de la República a la Suprema Corte para que revocara la sentencia de 21 años de cárcel que les impusieron,  y  muchísimas muestras de solidaridad y reclamo por lo aberrante del caso finalmente llevaron a que el máximo tribunal del país tomera el caso y  llegara a las conclusiones que ya conocemos.

La resolución fue en el sentido que debió haber sido hace cuatro años: Que no eran penalmente responsables de los delitos que,  parecer ser de manera vengativa y como escarmiento a la reacción de unos 200 tianguistas que airados reclamaron a un grupo de agentes federales porque se dedicaban a extorsionarlos, le imputó la PGR.

La Suprema Corte entonces efectivamente les hizo justicia.  Tarde pero lo hizo.  El problema es que fue la notoriedad que alcanzo el caso de ambas indígenas la que propició la intervención de este órgano judicial.  Notoriedad que desafortunadamente, no alcanzan otros procesados o condenados bajo circunstancias legales similares.

Más mal paradas quedaron  la procuración y administración de justicia en todo el país.   Se comrpobò nuevamente que tenemos un sistema en el que la justicia ni es ciega ni es imparcial.

Las cárceles están repletas de presos sin rostro, sin voz.  Hombres y mujeres en la desgracia legal, pero con  historias comunes y corrientes que no atraen la atención de los medios y la sociedad, en estos momentos pueden estar encarcelados abusivamente.

Efectivamente lo que ocurrió con Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio es una vergüenza,  pero ¿Qué no lo es en el sistema de justicia mexicano?


1 comentario:

Anónimo dijo...

JUSTICIA? Alguna vez ha existido esa palabra en el diccionario de la real academia en mexico? jaja no lo creo.